POR Angel Contreras, Presidente del Consejo Ejecutivo Nacional del IMMPC
La sucesión es un proceso inevitable en la vida de cualquier empresa familiar, es un acto que fusiona el amor con el desapego. Aunque pueda parecer doloroso en un principio, impulsa a soltar las riendas de lo que se ha construido con esfuerzo y dedicación a lo largo de los años. Al mismo tiempo, este acto de soltar abre la puerta a nuevas y prometedoras oportunidades. Es una transición que, aunque desafía, permite que la empresa evolucione y prospere más allá de una generación.
Este camino de cambio nos invita a conectar con nuestras raíces mientras visualizamos un mañana donde no estaremos. Esta dualidad entre lo antiguo y lo nuevo es un recordatorio de que la empresa es más que una simple posesión; es una entidad en constante transformación.
«La grandeza de un fundador no está en crearla empresa sino en entregar la batuta a la siguiente generación».
-John Ward
La sucesión no es un punto final, sino un nuevo comienzo. Se trata de liberarse de temores y creencias arraigadas para permitir que la empresa y su legado evolucionen de acuerdo con nuevas voces y visiones. Este acto de soltar nos libera del peso del control y abre el camino hacia una colaboración más enriquecedora.
Recordemos que las personas y las empresas no pueden ser poseídas ni controladas. Cada miembro de la familia empresarial es un individuo con su propia trayectoria. Al dejar atrás el apego controlador se allana el camino hacia una coexistencia armoniosa en la que cada contribución suma y fortalece.
En el Instituto Mexicano de Mejores Prácticas Corporativas, creemos con firmeza que la independencia afectiva es el mayor regalo que puedes hacerte a ti y a tus seres amados. Cuando lo logras, entonces, y solo entonces, puedes gritar al universo que por fin has alcanzado la verdadera y plena libertad. Una vez que empiezas a avanzar hacia el desapego, ya no existe camino de retorno.
La sucesión empresarial es más que una transferencia de poder, es un acto de trascendencia; es un tributo al pasado y un saludo al futuro. «Es el renacimiento que mantiene viva la esencia mientras abraza la evolución.»
En este viaje, la verdadera riqueza radica en la capacidad de dejar ir y abrazar lo desconocido, es el proceso que nos muestra que al soltar nuestras manos, estamos abriendo las puertas a un mañana que es aún más brillante que el ayer.
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