Aunque ha advertido sobre lo delicado y potencialmente dañino que puede ser el proceso de adopción del dinero digital como de curso legal, el organismo internacional aceptó que una utilización regulada y para ciertos ámbitos, puede tener un impacto positivo.
Funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtieron sobre los riesgos que implica la adopción de las criptomonedas como de curso legal pero previeron también ciertos beneficios en condiciones específicas.
Tobías Adrián —consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros— y Rhoda Weeks-Brown —asesora general y directora del Departamento Legal— fueron los encargados de un análisis en el que además indicaron que el dinero digital tiene el potencial de proporcionar pagos más baratos y rápidos, además de mejorar tanto la inclusión financiera como la resistencia y la competencia entre los proveedores de pagos, así como facilitar las transferencias transfronterizas.
Adrián y Weeks-Brown dijeron en el texto publicado: “Como moneda nacional, los cripto-activos, incluido el bitcoin, conllevan riesgos sustanciales para la estabilidad macrofinanciera, la integridad financiera, la protección del consumidor y el medio ambiente. Las ventajas de sus tecnologías subyacentes, incluyendo el potencial de servicios financieros más baratos e inclusivos, no deben pasarse por alto”.
Lo anterior con El Salvador en mente, país que adoptó el bitcoin como moneda de curso legal en junio pasado.
El uso que el FMI sí ve viable, aunque con ciertas reservas, se acota al mundo digital, específicamente a pagos y transferencias, como ya se mencionó.
El organismo internacional anunció que en el corto y mediano plazo tendrá un rol fundamental para facilitar el aprovechamiento de los beneficios y la gestión de los riesgos que conlleva el uso de los cripto-activos.
De acuerdo con la información difundida por el FMI se debe monitorear, asesorar y ayudar a administrar lo que sería una primera etapa de transición que se presenta como compleja y de gran alcance por el aspecto logístico y de tecnología requerida.
En otro comunicado, este firmado por Adrián y por Tommaso Mancini-Griffol, subjefe de División en el Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del organismo, “en el FMI debemos identificar y ayudar a los países a resolver las compensaciones y los desafíos políticos más profundos que están surgiendo”.
Los asesores del Fondo insistieron en que el dinero digital “debe ser regulado, diseñado y proporcionado para que los países mantengan el control sobre la política monetaria, las condiciones financieras, la apertura de cuentas de capital y los regímenes cambiarios”.
El organismo, como postura general, ha señalado que la revolución del dinero digital debe funcionar para toda la población y los países deben guiarla y no simplemente seguir ciegamente a las transformaciones tecnológicas que casi siempre tienen un ritmo acelerado, lo que no da espacio a análisis concienzudos.
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