POR Víctor M. Castaño
La Humanidad ha experimentado varias Revoluciones Industriales, que han cambiado no sólo la tecnología, sino la organización social del planeta.
Históricamente hablando, la Primera Revolución Industrial, conocida, hasta hace relativamente poco tiempo, como La Revolución Industrial, y hoy en día identificada como Industria 1.0, se asocia a la invención de la máquina de vapor a finales del siglo XVIII en El Reino Unido, a pesar de que los primeros prototipos del uso del vapor de agua como fuente energética se deben atribuir a Herón de Alejandría, en el siglo I, y de que existieron varios dispositivos en Egipto, Italia, España y Francia antes de que James Watts presentara su invento que, literalmente, revolucionó al Mundo por su impacto en la industria textil británica. Independientemente de la importancia tecnológica y comercial que este y otros inventos tuvieron per se, debe destacarse que la Industria 1.0 representa el inicio de una nueva era de la Humanidad, en la que, en los más recientes 250 años, se han logrado muchísimos más desarrollos científicos y tecnológicos que en los 2,500 años anteriores. Desde el punto de vista social, el poder reemplazar a los animales y al ser humano como la única fuente de energía para los procesos industriales, permitió una mucha mayor eficiencia industrial y el surgimiento, quizás por primera vez en la Historia, del tiempo libre, con sus ingentes consecuencias sociales, laborales y lúdicas. Debe destacarse, asimismo, que ese aumento de la productividad industrial se reflejó en un incremento del consumo que, a su vez, se tradujo en mayores y más diversificados mercados.
La Industria 2.0 se considera que apareció hacia finales del siglo XIX, con el surgimiento del uso industrial de la energía eléctrica, lo que ocasionó la creación de las líneas de producción y la manufactura masiva, que llevó al acceso del consumo de más gente, al reducir costos y tiempos de producción. La industria metalmecánica y la ingeniería experimentaron un crecimiento inédito gracias a las nuevas necesidades que esta revolución industrial implicaba.
Hacia fines de la década de 1960 el mundo fue testigo de la aparición de la Industria 3.0, con la aparición de los primeros sistemas electrónicos de automatización industrial, gracias a las primeras computadoras digitales, que comenzaron a usarse en ambientes industriales, antes de literalmente invadir los hogares y las oficinas del Mundo.
El día de hoy somos ya parte de la Industria 4.0, con el uso ya común de sistemas ciber-físicos, internet de las cosas, redes sociales y toda la tecnología sin la que sería inconcebible la vida contemporánea. El proceso de ingreso de los países a la Industria 4.0 ha sido acelerado en los dos años recientes a causa de la Pandemia, que ha forzado a buena parte de la Humanidad a permanecer en casa, trabajando y estudiando en línea, a través del internet. Como probablemente nunca antes, muchos ciudadanos se han visto forzados a integrarse a herramientas de tecnologías de la información y computación (TIC) con las que no tenían la menor experiencia (¡ni interés!) sólo unos meses antes de verse literalmente avasallados por términos como ZOOM, MEET, Slack, Telegram, IoT, etc. Este fenómeno, por supuesto, conlleva oportunidades y retos.
Entre los aspectos menos negativos que se pueden mencionar a raíz de la crisis mundial, está el que muchas personas, aún en países desarrollados, han tenido que integrarse a estas tecnologías propias de la Industria 4.0, procesos que, en condiciones normales, les hubiera tomado mucho más tiempo. Asimismo, el aumento de demanda por esas tecnologías ha generado una oferta muy diversa e interesante que no sólo ofrece más alternativas al público, sino que impulsa la creatividad y el surgimiento de micro-empresas de base tecnológica. Además, los gobiernos de casi todo el planeta se han visto forzados a impulsar esa incorporación a la Industria 4.0, para no quedarse al margen de la economía mundial, ya de por sí vapuleada por la pandemia.
Por otro lado, como en cada una de las revoluciones industriales previas, la Industria 4.0 involucra problemas que pueden resultar muy peligrosos para la sociedad contemporánea. Basta mencionar: la brecha entre quienes pueden adquirir esas tecnologías y los dispositivos asociados y quienes se están quedando literalmente fuera de la realidad por razones económicas. Además, como nunca antes, se están acentuando las diferencias entre quienes están capacitados para usar todas esas herramientas y quienes no tienen las habilidades mínimas para manejarlas. No estamos hablando de personas que, como en las Industrias 1.0 a la 3.0 no habían tenido acceso a la educación universitaria, sino que ahora aún gente con posgrados y que son muy competentes en sus áreas de especialidad, no cuentan con el entrenamiento mínimo para hacer uso de todas esas herramientas tipo Industria 4.0, lo que disminuye su competitividad laboral. Estos aspectos son algunos de los retos urgentes a los que el Mundo deberá enfrentarse en el futuro ya muy próximo.
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