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Romantizar el emprendimiento

Tener un negocio propio es el sueño de muchos. Podemos imaginar los beneficios y privilegios con los que cuentan los dueños de los emprendimientos exitosos, como un horario flexible con grandes oportunidades de crecimiento y con ello un sueldo competitivo, un negocio en donde se hace lo que realmente les apasiona mientras buscan crear un impacto en la sociedad.


Pero, ¿Cuáles pueden ser las dificultades que se presentan al emprender?

Se requiere de mucho compromiso para poder llegar a la independencia laboral con grandes ingresos, la realidad al emprender es que se enfrentan obstáculos, riesgos y desafíos. No todos los que emprenden tienen negocios exitosos, ya que no cuentan con los fondos necesarios, ni la innovación que les permita tener alta competitividad o la eficiencia para perdurar en el mercado.

Para ser funcional y competitivo se debe de invertir tiempo y paciencia, el éxito no comienza de un día para otro. En este nuevo negocio no se tiene un horario específico, y alcanzar los objetivos dependerá de la dedicación de tiempo y esfuerzo que se le brinde al proyecto; se deja de ser un empleado para convertirse en propietario, por lo cual la responsabilidad es mayor; siempre se buscará la manera de mejorar y eso implica un cansancio emocional, físico y psicológico.

La presión de trascender el negocio puede implicar ser el jefe más exigente, puesto que se está bajo sus órdenes y disponibilidad. Como dueño del emprendimiento se debe conocer el mercado potencial, pero atraer clientes y tratar con ellos no es tarea sencilla, se requiere contar con el producto y/o servicio que cubra de la mejor manera las necesidades, asignándole un valor agregado para ser competente y el mejor dentro del mercado. Comenzar un emprendimiento requiere en ocasiones entregar nuestros ahorros, incluso solicitar préstamos para poder tener los recursos –tecnológicos, logísticos, humanos, financieros, entre otros– necesarios para echar andar el proyecto esperando que prospere. Además de lo anterior, se debe tener en cuenta que los gastos son constantes y no solo al inicio, por lo cual llegar a presentar ganancias, utilidades y ser rentable puede llevar bastante tiempo. Se suelen querer recompensas inmediatas y cuando las cosas no marchan como se espera, comienzan los pensamientos y sentimientos de insuficiencia al percibir que no se es tan capaz como se creía.

Analizar el futuro del negocio puede causar ansiedad, imaginando escenarios negativos que pueden ocurrir, tales como no alcanzar el éxito, no cumplir con las expectativas creadas desde el inicio del proyecto, darnos cuenta que la competencia aumenta, perder la inversión y a los empleados que se alineaban a la filosofía personal. El fracaso jamás sienta bien; por otro lado, incluso existe el miedo al éxito, ¿Qué hacer con un negocio y/o producto tan solicitado sin la estructura adecuada para sobrellevar la situación?, no hay alguien más que guíe o asesore para poner en orden las cosas, las responsabilidades aumentan, el negocio demanda atención y se comienza a perder el tiempo que se asignaba a los seres queridos, hobbies o descanso; arriesgando la vida personal por cumplir el sueño laboral.

La confianza en uno mismo es un factor crucial que determinará el sentirse capaz o insuficiente ante el emprendimiento, tener bases sólidas en cuanto a la autoeficacia es de gran utilidad. Hay que tener en cuenta que cada decisión tiene un riesgo y que impactará nuestra vida, para lo cual antes de emprender un negocio es importante analizar cada uno de los factores presentes y futuros, con el fin de prever cualquier eventualidad.

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