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Se impone el emprendimiento en Perú

A raíz de la pandemia por COVID-19 más de dos millones de peruanos perdieron su empleo —esto solo en la capital de ese país— con lo que iniciar negocios personales de diversa índole y tamaño se convirtió, en muchos casos, en la única manera de mantener una entrada económica.





Como parte de la crisis resultante por la pandemia de COVID-19, el emprendimiento en Perú se convirtió en una fuente de ingresos fundamental para muchos ciudadanos. Según datos de Datum Internacional —empresa peruana de investigación de mercados y opinión pública que genera y analiza datos en torno a personas, consumidores y mercados— el 63 por ciento de los habitantes de ese país tiene un emprendimiento y para el 55 por ciento es su única fuente de ingresos.


Lo anterior, ya sorprendente en sí mismo, se suma a otra cifra, en Lima, la capital del país, más de 2.3 millones de ciudadanos perdieron su empleo entre marzo y mayo de 2020, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).


“Perú es el tercer país con mayor espíritu emprendedor en el mundo”, explicó Maurizio Rubini, gerente de Interbank —una de las principales instituciones financieras de esa nación—. “La crisis sanitaria ha significado también una oportunidad para hacer crecer de manera exponencial esta actividad. Por ello, es sumamente necesario que los emprendedores, y futuros emprendedores, cuenten con el conocimiento y las herramientas necesarias para potenciar sus marcas y puedan competir de la mejor forma posible en un mercado lleno de alternativas”.


Ante tal panorama, el experto indicó que hay tres elementos básicos que pueden hacer la diferencia e impactar fuertemente en las posibilidades de supervivencia. Son temas que, además, no solo aplican a Perú, sino que pueden adaptarse a prácticamente cualquier escenario latinoamericano:


Ponerse en los zapatos del cliente

El emprendedor debe preguntarse ¿a quiénes ayuda mi producto o servicio? ¿Cómo son estas personas? ¿Qué esperan de mi negocio? Estos cuestionamientos son válidos siempre, pero son aún más pertinentes ahora que la pandemia modificó muchos hábitos, necesidades y expectativas. Prever adecuadamente esas expectativas da margen de ajuste a la idea de negocio.


Digitalizar, digitalizar, digitalizar

En esta nueva manera de vivir la cotidianidad, en la que ya se combina lo digital con lo presencial, la mayoría de los clientes no solo buscan, sino demandan tener la opción de, a distancia, poder obtener los productos y servicios que se le ofrecen. Así, el emprendedor debe pensar no solo en tener un medio digital como opción primaria de contacto, sino, de ser posible, en maneras de hacer que todo el proceso de compra sea viable a distancia.


Poner orden a las finanzas

Para esto quizá sea necesario asesorarse con un experto. El emprendedor debe evaluar cuánto puede invertir en su negocio y cuánta rentabilidad espera obtener de esa inversión. Además, es necesario que se asigne un sueldo según el estado de la empresa, esto ayuda a separar las finanzas personales de las del emprendimiento.


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