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Agricultura Cognitiva

MIGUEL TREJO LUNA HERREJÓN

El pragmatismo que impera en torno al conocimiento de la tierra, el trabajo en el campo y sus cosechas, hacen que factores como la temperatura, la humedad, el comportamiento del suelo, así como las variables de atmósfera que influyen sobre la producción, se obtengan de una forma empírica, de generación en generación.



Esto ha hecho que la innovación sea sometida a un juicio de realidad: el productor tiene que ver las cosas con sus propios ojos para valorar la viabilidad. Un panorama esperanzador implica nuevo conocimiento, y buena comunicación y actitud por parte de los actores del sector.


En la agricultura lo que se busca es que la tecnología se adelante a los acontecimientos (plagas, sequias y deficiencias nutricionales de la tierra) que puedan afectar gravemente al ser humano en 50 años.


Debemos tomar acciones que acorten la brecha generacional en materia de conocimiento tecnológico y empírico. Buscar que las nuevas generaciones se interesen en la agricultura será una tarea difícil, pero la tecnología y la conectividad son, sin duda alguna, una ventana por la cual podrán asomarse.


¿Por qué hoy y no antes? Por el alcance actual de la tecnología y la conectividad, las cuales llegan en un momento crucial para la dinámica de producción en el sector primario. El Internet de las Cosas y los sensores permiten que las variables de atmósfera y suelo se vayan a una nube y así tener todo en tiempo real, aplicar ahí algoritmos y enviar la comunicación a productor, técnicos, científicos, etc.


Antes había estaciones que medían estas variables, pero llegaron a ser registros manuales y en muchas tenías que ir a la estación a bajar los datos, es por ello que la accesibilidad de la tecnología hace coyuntural el tema al estar al alcance de todos. Se estima que en 40 años se generarán en promedio 40 millones de datos al día en el sector agrícola.


Costó mucho entender que el impacto de las nuevas tecnologías sería positivo, porque la base laboral del sector tiene una edad superior a los 45 años y se caracterizan por tener una baja escolaridad. Al combinarse ambas cosas surge el problema de arraigamiento de procesos establecidos, así como el desconocimiento de los beneficios de la innovación. Y es que aunque tengan acceso a un teléfono celular o a una tableta, su uso se limita prácticamente a las redes sociales.


Sin embargo, la ciberagricultura está demostrando la importancia de la luz, temperatura, humedad, nutrientes, al analizar su efecto no sólo en rendimiento, sino adicionalmente en calidad y características de los productos. Lo importante es que las aplicaciones de monitoreo estén al alcance de todos, porque cualquier persona lo puede hacer en la actualidad.

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