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Guardianas del negocio

POR Marisela Serrano Varela, Psicóloga y consultora especializada en empresas familiares


El rol de las hijas en la empresa familiar, a pesar de la creciente igualdad de género, las hijas aún deben ganarse su lugar en la empresa familiar.



Actualmente, las mujeres vivimos inmersas en una cultura donde se promueve y apoya la igualdad de oportunidades. Tenemos más acceso a la educación y, como en ninguna otra generación, a la información. Para aquéllas que han nacido en el seno de una familia dueña de uno o varios negocios, se vive a diario con la realidad de que, a pesar de eso, las cuestiones de género marcan algunas diferencias, principalmente en lo que a ocupar puestos de liderazgo y gestión de negocios se refiere.


De manera general, se observan tres tipos de visiones, con respecto a su participación en la empresa familiar:

  1. Visión reactiva: Es empleada y no tiene deseos de desarrollarse.

  2. Visión proactiva: Ve la empresa como suya y conoce los cambios que son necesarios para el éxito del negocio, aunque no siempre cuenta con las habilidades requeridas.

  3. Visión de desarrollo: Se capacita, va adquiriendo más responsabilidades y ve su crecimiento de manera progresiva.

Las mujeres a las que les interesa hacer carrera y crecer en la empresa familiar, deben luchar por construir una nueva identidad, sobre todo en los casos en los que el padre, y la familia en general, consideran que sólo los varones son capaces de suceder el liderazgo del negocio; pues, tener poder, mandar a otros, relacionarse con proveedores, gobierno y otros empresarios "es cosa de hombres''.


Es que a las mujeres les toca esforzarse el doble que a un hijo varón, o más aún, que el hijo-varón-primogénito. Habrán de demostrar que su interés es genuino y que los estudios y las horas en la oficina no son un hobby mientras se casan, sino que realmente son capaces de aprender y ser responsables.


En la mayoría de las familias donde se nombra a una hija como sucesora, sucede que ellas han estado muy involucradas en la empresa desde niñas, cuentan con el apoyo y confianza de su padre y no hay hijos varones. Desempeñar roles más "masculinos'; no hace a nadie menos "femenina"; por el contrario, las hijas en la empresa familiar suelen convertirse en guardianas del negocio; son quienes, en lo personal, poseen la capacidad de conseguir el equilibrio entre la dependencia del padre y la individualidad para tomar sus propias decisiones, obteniendo así el mayor potencial para convertirse en líderes del negocio.


4 formas en las que las hijas suelen incorporarse a la empresa familiar:

  1. Para ayudar a la familia en una situación de crisis o cubrir un puesto que nadie quiere.

  2. Insatisfacción en experiencias previas de trabajo.

  3. Por dejarse llevar por las indicaciones del padre de participar en el negocio.

  4. Estar muy inmiscuidas en la empresa, desde niñas, y tienen claro que su carrera profesional se desarrollará ahí.


Ahora, lo que al padre y, en general, a la familia y al entorno empresarial (incluyendo a los ejecutivos del negocio), les toca hacer, es reconocer el hecho de que la presencia de las hijas en el negocio trae consigo beneficios concretos, como son:

  • La dupla padre-hija es menos compleja que la de padre-hijo, ya que en esta última, el tema de la competencia y la amenaza que representa para el padre ser sustituido por el hijo varón, trae múltiples tensiones, por lo que, en general, se consideran más las opiniones de la hija.

  • La hija se adapta con más facilidad a la voluntad y al estilo de trabajo del padre.

  • La hija es más sensible a las reacciones y necesidades emocionales del padre-director; además, están su preocupación y su facilidad para equilibrar las relaciones y el ambiente empresa-familia, lo que se puede definir como un "liderazgo empático" (uno del que las empresas no familiares carecen).


Características de la líder empática

  • Se comunica con las personas, es abierta a las diferencias, e integradora.

  • Posee gran capacidad para atender varios asuntos a la vez.

  • Prefiere primero ser trabajadora, y después ocupar algún puesto directivo.


Algo que puede representar una gran desventaja para las hijas en la empresa familiar es que no se les considere comprometidas con la empresa a largo plazo, cuando deciden formar su propia familia, lo cual las pone en la compleja dualidad: ser hija de empresario familiar, sucesora en la gestión y en el poder, y madre o matriarca de una nueva célula familiar.


Tarea difícil, pero no imposible, como se ejemplifica en el caso de Carmen Riu, quien desde muy pequeña trabajó en los hoteles de su padre y fue presionada para incorporarse profesionalmente al negocio; en cambio, su hermano siempre tenía claro que entraría a la empresa: Hoteles RIU está actualmente en la tercera generación y prepara el ingreso de la cuarta. Cuenta con 110 hoteles en 17 países y el 38 por ciento de los puestos directivos están ocupados por mujeres. Así mismo, controla el 50 por ciento de una empresa con TUI, el operador alemán. En el ámbito de la gestión, la empresa funciona con una codirección de los dos hermanos. Se trata, entonces, de ver el talento, reconocer las capacidades y el plan de vida de cada hijo, independientemente del género.

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