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Jinete Espacial

POR XULIO GUILLÉN

DE UNA GRANJA DE MAÍZ, EN UN PEQUEÑO PUEBLO DE CANADÁ, AL ESPACIO EXTERIOR, CHRIS HADFIELD HA HECHO HISTORIA COMO EL PRIMER ASTRONAUTA DE SU PAÍS Y COMANDANTE DE LA ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL.


Soñar con las estrellas mientras se ara la tierra no es ir contra el destino, pues aunque Chris Hadfield creció en el campo, su padre siempre lo alentó a surcar los cielos. Inició su carrera como ingeniero y durante su juventud se dedicó a operar la maquinaria de la granja de sus padres, ubicada al sur de Ontario.





Pero a los 33 años, al ser aceptado en un programa de entrenamiento por la Agencia Espacial Canadiense (AEC), su historia tomaría un rumbo galáctico. <<En 1969 nos mudamos a una pequeña granja (con 20 hectáreas fértiles), yo tenía nueve años, y ese verano, recuerdo la emoción que sentí al ver en TV el momento en el que Neil Armstrong pisó la luna. Fue una revelación para mí, pues podría decir que fue cuando decidí ser astronauta. Mi familia plantaba todo tipo de semillas, en su mayoría maíz, y por muchos años mi hermano y yo ayudamos a mi padre a manejar tractores, aprendimos de mecánica y a conocer la tierra, pero yo tenía claro que mi destino estaba en las estrellas.>>


El trabajo arduo, el ingenio y la disciplina que exige el campo son los factores que Chris atribuye como los más cruciales en su preparación como astronauta. <<La agricultura me enseñó a conocer una dinámica colaborativa, cómo opera la maquinaria, el comportamiento de la tierra; te asumes como el responsable de un proyecto y buscas constantemente soluciones, porque en el campo, si algo falla, o lo arreglas o el trabajo de meses se pierde y no comes.>> La decisión de cumplir su sueño lo llevó a esforzarse para pasar de agricultor a ingeniero, luego a militar y a piloto, y después asumir la responsabilidad en la prueba de vehículos experimentales en la AEC.


<<Cuando era niño no había modelos a seguir en este ámbito en mi país, ningún canadiense había destacado como astronauta, no había programas espaciales ni agencia espacial que el gobierno impulsara, el panorama resultaba desalentador, así que perseveré en la línea más apegada a ese rubro: piloto militar. Ese fue mi mundo hasta que el gobierno abrió un programa de reclutamiento para astronautas y heme aquí>>


Hadfield suma 166 días en el espacio exterior y entre sus recuerdos más vivos destaca su primera caminata espacial (sobre el océano índico), la majestuosidad de las auroras polares extendiéndose sobre el hemisferio sur y las señales de la vida vista a 400 mil kilómetros sobre la Tierra. <<Ver el día y la noche de un continente a otro, y notar la presencia de vida, ya sea por las tierras trabajadas por el hombre bajo la luz del sol o por las áreas habitadas iluminadas en la oscuridad, es impresionante. La luz es un asunto de reflexión, te ayuda a comprender un poco el comportamiento humano y su temor a la oscuridad. Es algo único, un privilegio, pero al mismo tiempo un golpe de realidad el apreciar algo tan simple desde arriba, te cambia la perspectiva de las cosas.>>


<<Puedes ver todo desde el espacio, los desiertos, los bosques, las cordilleras, las selvas, los mares y hasta los cráteres que han dejado los meteoros, todo con sólo mover la vista de un lado a otro. Es impresionante y bizarro, pues también es obvia la huella del hombre: la contaminación, la deforestación, la sequía, el impacto de la agricultura y la industrialización. Somos responsables del cambio climático, por ejemplo, y estando arriba es inevitable lamentarse por tanta belleza erosionada, preguntarte a dónde vamos a parar como humanidad y cuánto tiempo duraremos.>>


Aunque al espacio se le debe tener más miedo que maravilla, Hadfield asegura que no es la temperatura —que se presenta en -250 en la oscuridad y +250 grados en la luz (o te congelas o hierves en segundos, o ambas)— a la que debe temerle uno, sino a la salud mental propia luego de dimensionar tu lugar en el infinito.


<<Se generan en ti nuevos temores, cosas que no se piensan comúnmente y están relacionados con la gravedad y la luz del sol. Por un lado la gravedad es un enemigo allá arriba, pues a falta de ésta, pierdes masa ósea (el perdió alrededor de 8%) y tus habilidades motrices comienzan a fallar; mientras que la luz del sol ya no es sólo iluminación, sino una constante masa de explosión termonuclear que amenaza a la Tierra, pero que al ser contenida en la atmósfera, y dado que no hay nada que transporte su sonido en el espacio, no nos percatamos de lo estruendoso y aterrador que es eso.>>


Hadfield se retiró en 2013, tras realizar su última expedición en mayo de ese año. Desde entonces se ha dedicado a transmitir conocimiento como académico, conferencista, mentor empresarial y autor literario (cuenta con tres libros).


También ha sido una figura relevante de la cultura pop al volverse viral como músico con su video “Space Oddity”, cover de David Bowie que grabó desde la Estación Espacial Internacional (EEI) y suma casi 43 millones de reproducciones; además de ser parte de 45 proyectos (entre cine y TV) que revisitan los misterios del espacio.


El más reciente, One Strange Rock, de National Geographic, lo juntó con Darren Aronofsky, una de las mentes más brillantes de Hollywood, y le dio un sentido distinto a la reflexión de su experiencia como astronauta.


<<Por primera vez comprendí lo que significa vivir en un hogar que ya tiene 4 mil millones de años, vi a la Tierra como un planeta hostil, uno al que hemos domado pero que puede rebelarse tras el abuso de la raza humana. Hemos sabido sobreponernos a las adversidades naturales, pero eso no nos hace invencibles. Ver el espacio a través de los ojos de Aronofsky, comparado con lugares inhóspitos de la Tierra, es lo más inspiracional de todo, pues aquí hay tantos misterios que nos pueden llevar a entender las posibilidades que nos depara el futuro.>>

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