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La gran vitrina



Ingresar a la Bolsa Mexicana de Valores se percibe aún como la integración a un selecto club solo para los más grandes empresarios con presencia internacional, sin embargo, aunque cierto nivel de ventas es importante, lo que resulta realmente fundamental es el buen manejo de la compañía mediante mecanismos de transparencia, atención a stakeholders y un Gobierno Corporativo adecuado para el nivel, sector, necesidades y compromisos del negocio.


Con un origen que se remonta a 1894 en la calle de Plateros en la Ciudad de México, se puede decir que la experiencia de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es más que centenaria.


Los incontables casos de éxito y crecimiento que ha atestiguado, le permite a la BMV tener, tanto las herramientas para medir el pulso empresarial del país, como los argumentos en torno a sus prospectos en el mediano y largo plazo.


Sin embargo, no todo son números, aunque estar en el listado de empresas que cotizan tiene un alto impacto económico, los beneficios de pertenecer a ese grupo van más allá de eso. Juan Manuel Olivo, Director de Promoción y Emisoras de la BMV compartió que estar en la Bolsa genera valor, sí, pero en más de un sentido.


«Ganas en transparencia y puedes ampliar mercados. Una empresa que está en la Bolsa, su forma de cotizarse, lo que vale por sí misma, se incrementa de manera sustancial».


Y aunque pudiera parecer que estar en la Bolsa es únicamente para grandes conglomerados internacionales, lo cierto es que se trata de un espacio en el que hay cabida para empresas nacionales y regionales que, como en muchas otras economías del mundo, son familiares.


Por supuesto, cotizar en la Bolsa no se reduce a una sola manera y opción. En años recientes, la BMV se ha encargado de innovar en ese sentido para, según el tamaño, alcances, ubicación, sector y necesidades particulares, ofrecer una puerta de entrada a las empresas que deseen alistarse.


Actualmente son 400 las compañías radicadas en México que forman parte de la BMV.«De esas 400», aclaró Olivo, «150 cotizan con acciones. Después, el instrumento que tiene mayor financiamiento obedece al mercado de renta fija, ahí el número es cercano a las 200 empresas».


Olivo indicó además que muchas de las compañías que tienen acciones, también cuentan con financiamientos de mercado de deuda. En esa situación se encuentran 70.


«Tenemos, de entrada —y sí, es algo muy de la Bolsa Mexicana— toda la cadena del mercado de valores en un solo frente, es decir, desde que una empresa está acercándose a un área del mercado de valores tenemos un área exclusiva para ese fin», dijo.


La BMV, añadió, tiene servicios y acompañamiento no solo para listar a la compañía, sino para mantenerla activa, es decir, hacer que sus acciones o su deuda, se estén comprando y vendiendo entre inversionistas mediante la explotación de la información y su distribución a nivel mundial, así como a través de la emisión de reportes estadísticos.


«Toda esa cadena la tenemos en el grupo Bolsa Mexicana de Valores. Es un valor agregado en comparación con otras bolsas, que únicamente tienen una parte de la ecuación. Mantener todo el proceso en un solo frente genera sinergias, procesos eficientes, mejora el servicio… tenemos mucho que ofrecer».


«Constantemente discutimos con Bolsas latinoamericanas temas de innovación y, en muchas ocasiones, han podido desarrollar sus productos locales de la mano de lo que en México ya creamos. Por ejemplo: con las FIBRAs inmobiliarias que creamos en 2011 siguieron Argentina, Chile y Perú».


FIBRAs son las siglas de Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces, que son vehículos de inversión cuyo negocio es invertir, administrar y operar inmuebles de gran escala y alta calidad.


A opciones como la anterior, en la que participan sectores tan diversos como el industrial, de oficinas, plazas comerciales, hoteles, e incluso vivienda y telecomunicaciones, se suma la innovación también en el ámbito digital.


«En la parte de servicios de cara a las emisoras hemos hecho varios esfuerzos», indicó Juan Manuel Olivo «el más reciente fue la creación de una aplicación. Somos la única Bolsa de valores en el mundo, que tiene una aplicación que puedes bajar de las tiendas de Android o iOS, donde se encuentra toda la información de las emisoras».


EL PANORAMA FAMILIAR


Como todo lo relacionado con la empresa familiar, su participación en la BMV también tiene sus particularidades por definir: se puede tomar como compañía familiar una en la que la tenencia accionaria es solo de una familia; o una en la que está equilibrada tanto la tenencia de las acciones como la operación cotidiana del negocio.


«La gran mayoría de empresas listadas en la Bolsa, con acciones y con deuda y con algunas FIBRAs, son empresas familiares. Empresas en las que hay una familia, o un par de familias, que manejan tanto la compañía como la mayoría accionaria», comentó Olivo, además de añadir que tanto la BMV como sus pares en Latinoamérica, ven a estas como la base de la economía y como un comienzo ideal para llegar al desarrollo de gobierno corporativo y transparencia que se requiere para listarse.


En la empresa familiar, dijo, existen algunas ideas preconcebidas sobre estar en la Bolsa, como la dilución de la propiedad. «Creen que ir a la Bolsa es exclusivamente para emitir acciones, que es forzoso buscar socios nuevos para ir a la Bolsa.


Cuando la realidad es que el instrumento que más fondea a empresas en la BMV es la deuda, funciona como un préstamo. No diluyes el capital social, no tienes socios nuevos, no repartes dividendos… es una de las principales ideas respecto a las que hay que acompañar a las empresas familiares para que conozcan realmente cómo es y los beneficios», indicó.


Otras cuestiones que suelen frenar a las empresas familiares, son los costos y la participación de agentes externos al negocio.


«Se imaginan que son muy elevados pero lo hemos comparado con el banco y con otras bolsas, y están por debajo de la media. Y en cuanto al Gobierno Corporativo, se imaginan un gobierno con muchos consejeros independientes que opinarán. Pero esto es gradual, según el producto del que se trate, se dan los cambios en el Gobierno Corporativo de acuerdo con el momento de la compañía».


El reto principal de una empresa familiar de cara a la BMV, añadió Juan Manuel Olivo, es cambiar la manera en que se percibe al gobierno corporativo y la transparencia. «Generalmente se sobreestiman los requisitos.


El principal reto es que la empresa esté dispuesta a llevar al negocio de una manera transparente. Y cuando digo transparente me refiero a que la información financiera esté para el administrador, para los accionistas, para los nuevos inversionistas… es fundamental. Que la toma de decisiones sea colegiada.


La empresa necesita esa forma de percibir la administración de la empresa». Lo anterior se requiere para documentar paso a paso una historia de crecimiento y atención total a todos los stakeholders: clientes, proveedores, la responsabilidad social, el medioambiente. Esto genera confianza en los inversionistas que estarán dispuestos a comprar las acciones o a prestar dinero a la compañía, según sea el caso.


Para Juan Manuel Olivo la idea está más que clara, y es a la que se han enfocado en difundir durante los últimos años: estar en la BMV no se trata solamente del tamaño en infraestructura o nivel de facturación, se trata de apertura y buen manejo. —¿Considera que cotizar en bolsa ya no es aspiracional sino operacional? Creo que va más que solamente uno u otro. Sin lugar a dudas sí existe un asunto aspiracional de estar en ligas mayores.


Estar en la misma vitrina que las empresas más grandes de México y del mundo, es sin lugar a dudas aspiracional. En la parte operativa, una empresa que está en la Bolsa refuerza manuales operativos, manuales de riesgo, esto hace eficientes los procesos. La Bolsa no es únicamente para las empresas más grandes, poco a poco hemos hecho el esfuerzo para transmitir este mensaje.

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