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Gestionar el talento

POR CLAUDIO VÁZQUEZ


La vida del empresario está llena de retos, por un lado, deben mantener constante atención a nuevas oportunidades del mercado que brinden sostenibilidad y continuidad a su negocio; por otro lado, no pueden perder de vista lo que ocurre dentro de su organización, ya que está dentro de sus responsabilidades el cuidar que cada acción que se desempeñe dentro de la misma, cumpla con el marco legal, pero al mismo tiempo esté alineada con la estrategia que ha definido la empresa.



Los retos del empresario son muchos, por lo que también debe contar con sus propios aliados. Entre estos aliados está su Comité Directivo, un grupo de personas que debe entender el negocio y tener claridad del rumbo de este, para que así, «desde su trinchera» contribuyan al logro de los objetivos planteados.


Dentro del Comité Directivo se encuentra (o se debería de encontrar) al Director de Recursos Humanos, una figura que ha demostrado ser clave para las organizaciones, para los directivos y, sin duda para los colaboradores. El perfil de quien ocupa este puesto debe ir adaptándose al contexto que vive la empresa, siendo relevante preguntarnos constantemente cuáles debieran ser las competencias que debe tener (o desarrollar) quien ocupa esta posición. Sin buscar ser excluyentes, se proponen las siguientes:

  • Flexibilidad. De acuerdo con el artículo «Influencia de las prácticas de Recursos Humanos en la flexibilidad de los empleados» realizado en coautoría por Inmaculada Beltrán, Ana Escrig, Juan Carlos Bou y Vicente Roca de la Universidad Jaume I, de Castellón, España; para una empresa que desee competir con éxito en entornos dinámicos, ya no resulta suficiente basarse en tareas escritas en una descripción de puesto. Se requiere de roles más abiertos e independientes. Naturalmente, para poder desarrollar puestos con estas características, es fundamental que quien dirige el departamento de Recursos Humanos busque e incorpore de manera constante mecanismos que garanticen el cumplimiento de los objetivos y resultados, pero al mismo tiempo de oportunidad al colaborador de mayor independencia en sus funciones.

  • Gestión de conflictos. La capacidad para generar diálogo, escuchando al otro, exponiendo nuestros puntos de vista y logrando acuerdos, es sin duda una habilidad de gran peso para el directivo de Recursos Humanos. «Algunos directivos se sienten infelices frente a los conflictos y deciden evitarlos a toda costa, incluso cediendo ante los demás a sus expensas» (Gestión de conflictos entre compañeros, Talula Cartwright). En estos casos, la persona que hace cabeza en Recursos Humanos debe ayudar a detonar el diálogo y, al mismo tiempo, mediar para que la situación se resuelva de la mejor manera para todas las partes.


  • Toma de decisiones. La toma de decisiones no es únicamente elegir entre diferentes alternativas, también significa recabar la información profundizando en los aspectos de mayor peso, análisis de las implicaciones y finalmente, el compromiso con la decisión tomada. Cuando nos referimos a tomar decisiones, hablamos sobre buscar personas comprometidas con lo que supone dicha decisión.

La importancia del desarrollo de competencias radica en que estas se traducen en comportamientos y conductas, que a su vez se traducen en resultados. La empresa, por naturaleza, busca alcanzar resultados, por lo que enfocarnos en desarrollar competencias podría ser el camino adecuado.

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